Laponia un lugar especial en busca de alguien muy especial: Papa Noel

A diferencia de otras veces, esta  vez hemos hecho un viaje plenamente organizado, un viaje sin un punto a la improvisación, es decir totalmente opuesto a lo que acostumbramos.

Pero sin duda ha sido todo un acierto ya que la organización de la gente de Travelkids  ha sido perfecta.

Esta vez, el viaje ha sido para ir a buscar la magia, en concreto la magia de Papa Noel y para eso  hemos ido a Saariselkä, que está cerca de Ivalo y a unos 275 km más al norte que Rovaniemi.

 

Vaya que hemos ido al círculo polar ártico, y un detalle, ha hecho un frio de tres pares de narices, porque hemos tenido sensaciones térmicas de -30 ºC.

El viaje empezó el sábado día 3, saliendo de Barcelona en vuelo chárter, un vuelo con unos 200 pasajeros de los cuales 100 eran críos, pero por suerte el equipo de elfos empezó ya a actuar desde el mismo aeropuerto.

Desde el principio los enanos ya se encontraban con  alguno de los protagonistas de un viaje que tenía como objetivo ver si se hacia la magia de encontrar  a Papa Noel.

Tras casi 5 horas de vuelo aterrizamos en la congelada pista del aeropuerto de Ivalo, un aeropuerto que nos recibió con noche cerrada y frio intenso. Tras un breve pero gélido paseo por la pista del aeropuerto, recogimos maletas y nos subimos a los autobuses que nos llevaron hasta Saariselkä, pueblo donde se encontraba nuestro hotel, el Hotel Gielas .

Tras dejar las cosas en la habitación se nos convoco a recoger el traje y las botas térmicas, así como unas manoplas para poder combatir las frías temperaturas que nos esperaban en la calle.

Tras la recogida del material nos fuimos a cenar al buffet libre de uno de los hoteles del complejo y ahí ya empezamos a notar el fresquito reinante en Laponia.

El domingo nos levantamos para desayunar y empezar las actividades programadas, atención pensemos que este viaje esta hecho por y para los niños así que todo está enfocado hacia ellos, como os decía tras desayunar hicimos un pequeño trayecto en bus (15mi aprox) y fuimos a una granja donde disfrutamos de diferentes actividades.

Entre estas actividades estaban: ir en trineo tirado por renos, en trineo tirado por perros, participar en una ceremonia suomi, y comer a lo que habría que incluir el tirarse con trineo por la pendiente o para los peques ir en minimoto de nieve.

Lo cierto es que para nosotros lo mejor fue sin duda alguna el paseo en trineo tirado por perros, un paseo en que Mar y Carla se sentaron en el trineo y yo hice de “conductor”, la verdad es que fue un bonito paseo (con la pega de que nos parábamos cada dos por tres pero vaya) y que nos sirvió para hacer una primera toma de contacto con un medio que nos iba a acompañar todo el viaje, la nieve y sobre todo el frio.

Tras volver de la granja hay la posibilidad de que los niños se queden con los elfos y que los mayores hagan diferentes actividades, que van desde paseos en raquetas de nieve, esquí de fondo, paseos en motos de nieve o ir en Buggy.

A nuestro grupo la primera actividad que le toco fue la de ir en moto de nieve, un muy buen paseo que eso si, hicimos en unas condiciones de tiempo infernales, ya que en algunos puntos había una ventisca que te congelaba hasta el alma.

Ir en moto de nieve es divertido, pero eso sí, no subáis conmigo, ya que acabe volcando y luego empotrándome contra un árbol, pero lo cierto es que nosotros nos lo tomamos todo con buen humor y conseguimos echarnos unas risas.

A medio camino del paseo en moto paramos en medio del bosque donde nos ofrecieron un zumo caliente de frutos del bosque que entra que da gusto y unas galletas de canela que quitan el hipo.

A la vuelta recogimos a los peques y nos preparamos para irnos a cenar y luego a dormir, porque lo cierto es que decir que acabamos cansados es quedarse cortos.

La cena fue algo “peculiar” y tal como ya se nos aviso, el servicio en los restaurantes lapones roza  la desesperación, ya que decir que son lentos sería demasiado suave. Pensemos que una de las chicas de nuestro grupo (enorme grupo de 25) se fue a poner agua en una copa de  vino y uno de los camareros le dijo que no, que el agua en un vaso, en fin que son…bueno que el camarero calvo con gafitas del Lumies es…peculiar.

El lunes toco una actividad  mas light ,  fuimos a un parque para los críos, una especie de Chikipark pero ambientado en la película Angry Birds.Es un pedazo de parque, con tirolinas, consolas de videojuegos, túneles, piscinas de cubos y todo aquello que podéis esperar de un chikipark, pero eso sí, súper nuevo, súper bien cuidado y divertido, donde niños y adultos se lo pasaron genial.

Ese mismo día, a la vuelta, los que quisieron hicieron otra de las actividades para “adultos”, un paseo de iniciación al esquí de fondo. Los que fueron dijeron que estuvo muy bien, con una única pega, se hizo como a las cuatro de la tarde, y eso en el polo norte equivale a noche cerrada. Esto suscito el mismo comentario en todos los que lo hicieron, “que lastima que no se haya hecho en las horas que teníamos algo de claridad, porque el paseo con luz de día hubiera ganado muchos enteros (algo que también se comento con las motos de nieve)

Los que no fueron a esquiar pudieron disfrutar si querían de un paseo en raquetas de nieve, pudiendo dejar a los peques con el equipo, miento, equipazo de animación y hacer los papis lo que quisieran, nosotros optamos por pegarnos un sieston, ya que yo por la mañana había tenido algo de migraña y Carla y Mar estaban hechas polvo.

Por la noche fuimos a cenar a un restaurante donde comimos pizzas y hamburguesas y por lo que me comentaron (yo no fui porque Carla, la peque no se encontraba fina) cenaron bastante bien.

Llegamos al gran día, el miércoles día 6 de diciembre, el día que los más pequeños de nuestro grupo no olvidaran, el día antes los  rumores en el grupo decían que se había empezado a ver a Papa Noel por los bosques de los alrededores, y ese miércoles saldríamos a buscarlo…quien sabe si tendríamos la suerte de encontrarlo.

El viaje de búsqueda empezó con un paseo en moto de nieve (los peques en un trineo tirado por una moto de nieve que conduce un miembro del equipo), y la verdad es que tuvimos suerte porque salimos como a las 11:00  AM y a esa hora teníamos luz, algo que convirtió el viaje en precioso ya que el paisaje por el centro del bosque lapón es impresionante, eso sí, gélido, porque dentro del bosque estábamos a temperaturas de -30ºC.

Tras un ratito de moto paramos en un punto del bosque donde estaban los elfos, y tras un gran esfuerzo de concentración los más pequeños consiguieron abrir una cota mágica.

Decir que una cota es una construcción típica lapona, muy parecida a un tippi indio, en ella los lapones, pueblo nómada que habita estas tierras vive, la verdad es que dentro de esta calentito ya que se hace una fogata en el centro que calienta el recinto y hace que uno recupere alguno de los sentidos perdidos con el frio.

En la cota mágica Carla  y sus primas tuvieron la gran sorpresa del viaje, un viaje en que nadie nos aseguraba encontrar a papa Noel, pero en el que al final encontramos la magia, magia para los más pequeños que se encontraron con él y magia para los más mayores (abuelos, padres, tíos) que encontramos la magia en la cara de asombro, alegría y sonrisas de los más pequeños.

Tras encontrar a Papa Noel volvimos a donde nos habíamos parado, un lugar donde había un gran fuego y que nos tenía preparadas unas excelentes salchichas ,unas nubes que eso si, estaban congeladas y no había “casi” forma de poder pinchar para ponerlas en el fuego y mas zumo caliente, un zumo que te revitaliza y te aporta calorcito, que falta hace a esas temperaturas.

Tras acabar esta aventura fuimos a comer, y después los peques se fueron con los elfos al auditorio de uno de los hoteles de la zona donde vieron una peli y los mayores pudieron hacer actividades, en nuestro caso ir en Buggy en un circuito cerrado. La verdad fue chulo pero para mi gusto demasiado corto, ya que los 30 min nos pasaron volando.

A la vuelta tuvimos la última gran sorpresa, una cena de gala de la que no os cuento mucho porque no quiero estropear sorpresas.

Este sería el viaje contado a grandes rasgos, un viaje mágico, divertido y eso si agotador, agotador porque el ritmo es brutal.

Agotador también porque las condiciones meteorológicas son excepcionales y esas condiciones obligan a ciertos elementos de protección extras.

Uno de los problemas en Laponia es evidentemente el frio extremo, y para protegerse hay que vestirse COMO MINIMO, con tres capas, una capa con ropa térmica, otra con un pantalón de chándal grueso, pantalón de pana, pantalón de esquiar o pantalón de lo que sea (menos tejanos) en las piernas y en el cuerpo ¾ de lo mismo, térmica, polar, polar y todo eso embutido dentro de un traje térmico, aparte protección para las manos con guantes de seda y guantes para la nieve, gorro y buff.

Desde travelkids te proporcionan gorro, polar y para los críos añaden una mantita, pero no está de más traerse alguno más de casa, así como traer calcetines de esquiar.

En el hotel junto al traje térmico te proporcionan un calzado adecuado y unos calcetines de lana para ponerlos sobre tus calcetines, usadlos, porque se mejora mucho en confortabilidad y calor en los pies.

Pros y contras del viaje a Laponia

Contras la desesperante lentitud en los restaurantes y que algunas actividades no se intenten hacer  en las escasas horas de sol, seguramente el día en el Angry Birds podría aprovecharse “mejor” yendo por la tarde al parque y aprovechando esas horas de sol para hacer o el paseo en moto, el esquí de fondo o las raquetas, más que nada porque disfrutar del paisaje lapón haciendo esas actividades hace que estas ganen un 200 %, si ya es espectacular el bosque de noche, de día simplemente es increíble.

Otra contra es la hora de salir a la calle, por suerte en el hotel la temperatura no está puesta a +40ºC pero a la que empiezas a ponerte capas y capas de ropa la estancia en la habitación se hace dura, sobre todo si eres caluroso como yo. aparte a los más pequeños lo de irles poniendo capas como a una cebolla los mata un poco, pero es indispensable porque si no sales así a la calle, no sales, pero es de las pocas cosas que no echare de menos del viaje.

Una contra más, que a la vez es un pro, pero que para algunos puede ser algo que les tire para atrás en el viaje, el frió, porque el frío es a la vez una pega y uno de los encantos del viaje, por un lado entumece pero por otro nos deja unos paisajes y unas estampas simplemente impresionantes, pero si eres friolero..igual lo pasas un poquitin mal.

Pros del viaje, sin duda la magia del viaje en sí, y ver la cara de asombro de los más pequeños, y no nos engañemos, también de los más mayores, porque lo cierto es que todos salimos de la cota mágica con una sonrisa en los labios, y no provocada por el frio.

Entre los pros hay que destacar el buen hacer de Nacho, Ricardo, Elena y de todo el equipo de animación que mueve travelkids, decir que son serviciales y atentos es quedarse muy, muy cortos, ante cualquier problema reaccionan al momento aportando la mejor solución posible y eso te genera una sensación de absoluta tranquilidad, se hacen cargo de todo desde que llegas al aeropuerto hasta que te bajas y sobre todo siempre tienen una sonrisa para todo el mundo, por pesado y plasta que uno pueda ser.

Como ejemplo tonto Carla perdió una medalla que le dieron, se lo comente a Nacho que se fue a buscarle una al apartamento donde están ellos y en 5 min volvíamos a tener a Carla con su medalla (y eso que el muy bestia salió sin taparse demasiado a la calle con un tiempo bastante feo).

En definitiva hemos disfrutado mucho de un tipo de viaje al que no solemos apuntarnos, ya que a Mar y a mi (y Carla) nos suele gustar mas ir por libre, organizarnos nosotros mismos, pero la verdad es que este viaje en busca de Papa Noel ha sido perfecto, agotador sí, pero divertido y emocionante.

Os dejo el enlace a la página de Travelkids, una agencia especializada en hacer viajes pensados por y para los niños, y que la verdad os recomiendo porque nosotros hemos disfrutado con ellos de un viaje mágico, si clicáis en este link iréis directos al viaje a Laponia que hemos hecho nosotros